Juan Germán Roscio

     Nació el 27 de mayo de 1763 en la Provincia de Venezuela comprendida en la monarquía transatlántica española, en la población de Tiznados, actualmente estado Guárico; hijo de un inmigrante italiano de Milán llamado José Cristóbal Roscio y de una mestiza de Tiznados, llamada Paula María Nieves.

 

     Al ser de posición económica modesta, su educación se vio patrocinada por doña María de la Luz Pacheco, hija del Conde de San Javier, lo que le permitió a la edad de once años trasladarse a la ciudad de Caracas para comenzar su formación académica. Así tenemos que Roscio se recibió como bachiller en Cánones de la Universidad de Caracas en 1792, y como doctor en Cánones por la misma casa de estudios en 1794, empezando a ejercer como abogado desde 1796, conforme a los parámetros del foro de ese entonces.

      Como abogado en ejercicio Roscio se encargó de la defensa de las castas más desfavorecidas frente a las castas más poderosas de la sociedad de ultramar, obteniendo, sin embargo, buenos empleos directamente con el despacho del Capitán General de Venezuela que confiaba en sus talentos para la resolución de distintas cuestiones jurídicas.

 

     En el año de 1798 Juan Germán Roscio obtuvo el cargo de profesor en la Universidad de Caracas, se hizo miembro de la Real Academia de Derecho Español y Público y recibió empleo como juez de tribunales seculares. No obstante, paradójicamente a pesar de su creciente fama como profesional del derecho le fue negado su ingreso al Ilustre Colegio de Abogados de Caracas —entre otros señalamientos— formalmente por presunta falsificación documental pero realmente la negativa obedecía a que el año anterior Roscio había proclamado la igualdad de todos los hombres ante la ley, independientemente de sus castas u orígenes en el juicio del Ayuntamiento de Valencia vs Juan José de Ochoa e Isabel María Páez, lo cual había caído muy mal en la sociedad de entonces, de ahí que tramitó una acción judicial contra el mencionado gremio, siendo finalmente incorporado en sus filas en 1806. A pesar del mencionado litigio, Roscio continuó como catedrático universitario y obtuvo en 1800 el grado de Doctor en Derecho Civil.

     Luego de la fallida conjura de los mantuanos del año 1808 provocada por las abdicaciones de Bayona, es en 1810 cuando toma fuerza un movimiento hispano autonomista en la Capitanía General de Venezuela que va a cristalizarse con el establecimiento de la Junta Suprema de Caracas en ese mismo año. Es historia ampliamente conocida como el 19 de abril, Juan Germán Roscio, Vicente Salias, José Félix Sosa, el canónico José Cortés de Madariaga y algunas de las principales familias de la ciudad depusieron al Capitán General Vicente Emparan, y tomaron el gobierno del país en nombre del cautivo Fernando VII.

     Por ello no puede extrañar que cuando el 5 de julio de 1811 Venezuela se declaró independiente, pretextando que Fernando VII había servido de manera canina a Napoleón (pidiéndole en ocasiones que lo adoptase y en otras que le diera una se sus hermanas como esposa para pasar a formar parte de su familia), Juan Germán Roscio no solo fue espectador de la gesta sino que participó como actor fundamental; al ser corredactor del Acta de Independencia, de la Constitución de 1811, del reglamento para las elecciones de los diputados y, ejercer diversos cargos en la república, tales como Secretario de Relaciones Exteriores y miembro del último triunvirato de gobierno, sin que ello le impidiera ejercer el despacho de casi todas las secretarías del ejecutivo.

     Al caer la Primera República en 1812, aun cuando la capitulación negociada por la dictadura de Miranda establecía el respeto a las personas y bienes de los vencidos, el advenedizo jefe vencedor realista Domingo de Monteverde decidió declarar reincidentes a los principales representantes de la república que todavía se encontraban en la Capitanía General de Venezuela. Por ello, en contra de todo escrúpulo jurídico les envió presos a Cádiz llamándoles monstruos, entre los cuales se encontraban Roscio y José Cortés de Madariaga.

     En esta etapa de prisión aun cuando Roscio va a encontrarse en pésimas condiciones materiales, empleó su tiempo en la escritura del libro “El triunfo de la libertad sobre el despotismo; en la confesión de un pecador arrepentido de sus errores políticos y dedicado a desagraviar en esta parte a la religión ofendida con el sistema de la tiranía”, en donde expuso sus ideas políticas y jurídicas en contraposición a las monarquías absolutistas, libro trascendental que desmonta las ideas religiosas que pretendían justificar a los gobiernos despóticos independientemente de su naturaleza.

 

     En febrero del año 1814 Roscio consiguió escaparse con sus compañeros de prisión, José Cortés de Madariaga, Juan Pablo Ayala y Juan Paz del Castillo al peñón de Gibraltar, y solicitaron la protección del gobierno inglés que tenía su dominio, no obstante, fueron devueltos presos a Ceuta. Ante esta situación Roscio redactó al príncipe regente británico un habeas corpus exigiendo que abogara por su libertad, lo que ocasionó que en 1815 fueran liberados por el gobierno español ante la solicitud británica.

     Al estar libre luego de un periplo por las Antillas, es en el día de Año Nuevo de 1817 cuando Roscio desembarcó en la ciudad de Filadelfia de los jóvenes Estados Unidos, y publicó su libro El Triunfo de la Libertad sobre el Despotismo. Del mismo modo en este año junto a Gregor McGregor participó en la fallida conformación de un gobierno republicano en el territorio de la Florida. Sin embargo, desde sus años de prisión su salud no era óptima y se depauperó en tal modo en 1818 que al sentirse enfermo y siendo perseguido, dictó testamento. No obstante, al presentar mejoría en su salud regresó a Venezuela a finales de ese año.

     En la etapa final de su vida Roscio desempeñó una labor fundamental en los sucesos de la naciente Venezuela ante el establecimiento de autoridades republicanas en la tercera república de Venezuela, así como en la conformación de la llamada “Gran Colombia”. De este modo, Roscio no solo fungió como presidente del Congreso de Angostura, sino que fue designado como director de rentas y presidente de la sección de Hacienda en el Consejo de Estado. Igualmente, fue miembro fundamental de la Comisión Redactora del Reglamento de Elecciones para el Congreso, vicepresidente del Departamento de Venezuela, vicepresidente de Colombia y corredactor del diario El Correo del Orinoco. También contrajo matrimonio con Dolores Cuevas. Sin embargo, su salud constantemente débil desde los años de prisión empeoró entre los meses de febrero a mayo de 1820 y a pesar de una leve mejoría a finales de ese año, nuevamente decayó en los primeros meses de 1821 falleciendo el 10 de marzo del 1821 en horas de la madrugada, habiendo sido nombrado presidente del futuro Congreso de Cúcuta.

Prof. César Pérez Guevara

en_USEnglish